TESTIMONIO 3
NASSER
NASSER
Mi experiencia de misiones en las parroquias del valle, buzanada y la camella fue bastante buena y sobre todo bonita, era la primera vez que me iba de misiones a algún sitio y la verdad es que no podría estar mas agradecido al señor por darme esta oportunidad y muy feliz de estar allí y además el párroco de all, Ismael nos trato como burgueses asi que no podía pedir mas.
Lo que mas me sorprendió fue ver como vivian la fe, en cada misa, las parroquias estaban llenas. Casi tenias que reservar un asiento y ver eso me sorprendo bastante.
En lo personal quisiera añadir que me toco el corazón ver a los chicos de confirmación participando en cada dinámica y comprometidos al máximo, y supuso una especie de retoque en mi vida esta experiencia porque disfrute como un niño pequeño y cada vez veo mas cerca a Jesús.
Lo que mas me sorprendió fue ver como vivian la fe, en cada misa, las parroquias estaban llenas. Casi tenias que reservar un asiento y ver eso me sorprendo bastante.
En lo personal quisiera añadir que me toco el corazón ver a los chicos de confirmación participando en cada dinámica y comprometidos al máximo, y supuso una especie de retoque en mi vida esta experiencia porque disfrute como un niño pequeño y cada vez veo mas cerca a Jesús.
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TESTIMONIO 2
ALBA
GUTIÉRREZ MARRERO (16 años)
Nunca
me ha gustado pensar en cómo escribir algún episodio de mi vida.
Aunque parezca mentira, al intentarlo me siento ridícula, estúpida.
Me atemoriza pensar que alguien pueda reírse de mí por ello o
incluso utilizarlo como mi punto débil. Pero, sin embargo, aquí
estoy haciéndolo. La pregunta es ¿por qué?... Dudo mucho que pueda
responderla con una oración, pues solo me hace falta una palabra:
Dios.
Si…
Mi Dios. A penas escribo tu nombre y no puedo evitar que lágrimas
caigan por mis mejillas al unísono que mi bolígrafo derrama tinta
por este papel. Señor, cada día me pregunto cómo es que me
quieres tanto, como tu misericordia puede ser tan grande como para
perdonar todas esas veces que te he faltado, cómo Señor.
Esta
Semana Santa me los has demostrado. Tan sutil, tan paciente, tan
esperanzado. Así ha sido mi semana… ¡MARAVILLOSA SEMANA QUE ME
HAS HECHO PASAR! ¡He dejado que te acercaras a mí, Señor, por
primera vez en mi vida! ¿Cómo he podido vivir sin tu amor? Y es que
yo misma me respondo, pues nunca has dejado de dármelo. Pero por
fin, tu mano, marcada de tanto colgar, yo he cogido ¡Y cómo la
cogí, Señor, que no voy a soltarte!
Te
negué tres veces, te vendí, huí, te dejé solo… Manché tu
rostro con pintura roja, como la sangre que tú derramaste por mí un
día. ¿Es casualidad este amor que duele? No lo creo. Creo,
fielmente, que es la causa, Señor, de agradecerte de corazón, y de
seguir haciéndolo hasta que duela (aún más), hasta que ya no
queden días para demostrártelo, que sí, que te amo y que mi vida
la diriges tú, le das sentido tú y la mantienes tú.
Gracias
“Diosito”, por encontrarme al principio del camino y mostrarme la
maravillosa sensación de entrega por los demás, siempre a través
de ti._________________________________________________________________________________
TESTIMONIO 1
Comienzo este testimonio con cierto
pudor, y es que me cuesta poder hilar dos palabras y apretar al
cursor sin soltar una lágrima. Y creanme, que quien me conoce sabe,
que hablar es una de mis actividades preferidas. Pero bueno, siempre
cuesta hablar de lo especial,de lo que guardamos en el interior como
un tesoro,y debo reconocer que el pudor me gana. Y más que pudor un
cierto sabor a ...¡Cuanto tiempo me perdí de ti!,cuanto tiempo me
perdí de estar arropada, de vivir con pasión esta semana.
Y sin duda, este es el mayor regalo que
me ha dado la Semana Santa, el volver a casa, el ser recibida, con un
amor inmenso, cuando mil veces me negé a pisar un solo
escalón,cuando esta semana se resumía en ir a la playa y si surgía
ver alguna posesión. Es triste, Dios me amaba, y yo lo miraba de
lejos.
Y por eso esta semana ha sido
diferente, mi alma reconoció su voz, una voz que me hacía
llorar.¿Sabes esa sensación de echar de menos a alguien,tanto, que
en el reencuentro te fundes en un abrazo eterno?¿Que no hay nada que
decir porque nada superara lo que te está diciendo ese abrazo? Eso
mismo sentí yo,cuando abracé la cruz. Había mirado con el
corazón,a quién me dediqué a ver con los ojos. Había escuchado a
quien me dediqué a oír, ¡ Y Dios me empapó!
Reconociendo también lo más doloroso,
cada una de las veces que le dije que no, o que solté lindezas como
¿A mi lavarme los pies? ¿Que hay que ir a la cruz?.Y recordar estas
palabras van acompañadas de llorar, solo por el hecho de cuantas
veces le fallé yo.¡Y cuantas veces me ha querido él! Él aguardo
paciente, y yo no tendré vida suficiente para agradecerlo, porque
feliz y arrepentida esta Semana Santa,secó mis lágrimas en su
madero, y sentí, como si todo lo que busqué de pronto,estuviera ahí
delante.
Y es así como me abrazó el amor de
Dios esta Semana Santa, como si siempre aguardó impregnarme el
corazón. Y me regaló saber que miraré a izquierda y a derecha, y
veré a Jesús caminando conmigo, y que al mirar hacia el corazón
veré a todas esas personas que Dios a puesto en mi vida, todos en
los que he visto su alegría,su cariño. A veces he pensado que
cuanto más lo rechazaba, más ponía personas parecidas al mismísimo
cielo en mi vida. Y por eso,ahora, una vez acabada esta semana puedo
dar testimonio, de que ya no importa ni las calles ni los laberintos
que crucé, y he vuelto a casa del que me miró con misericordia,con
amor,con espera.
He vuelto a casa Diosito.
¡He vuelto para quedarme!
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Un año de experiencia ha bastado para demostrar que la juventud no está perdida, sino que es la savia que renueva las ilusiones y la alegría de quienes están a su alrededor. Esa vitalidad, esas ganas de comerse el mundo es lo que hace falta hoy para que no nos cansemos de ver la vida como algo que conquistar y disfrutar, por lo que apostar y entregar lo que tengamos. Para poner en activo el tesoro que llevamos dentro y que a veces deslumbra por nuestros ojos. Atreverse a comunicar lo que nuestro corazón está experimentando o experimenta, es hacer partícipe al otro de lo que mi interior descubre, siente, piensa... Y es entonces donde podemos descubrir lo variopinta que es la realidad y la potencialidad de nuestras manos. Ya lo hemos hecho. Un año juntos. Un año fuertes y valientes. Un año a por todas. Un comienzo a lo grande. Quien bien empieza... ¿acaba o disfruta del camino? No acabes. Disfruta y entrégate. No termines nunca de ser savia, de ser nuevo, de ser tú.
Elisuán Delgado Reverón
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Testimonio
de vida vocacional
Fabián
Luis Martín
23 años
Icod de
los Vinos
¿Qué
pasaría si te preguntaran si quieres ser cura (o religios@)? La
mayoría seguro que respondería con un profundo «No,
eso no es para mí». Y lo más
probable es que sea cierto, pero si esa pregunta no sólo te conmueve
por dentro sino que –además- no para de dar vueltas en tu cabeza
por un largo periodo de tiempo… ¡Uf!... Al igual dejas de
responder con un «no»
tan rotundo…
Eso
es precisamente lo que me ocurrió a mí. Es cierto que, nacer en una
familia cristiana ayuda a tener más de cerca la actividad de la
parroquia. Además, el Señor se fue presentando a lo largo del
camino en diversas circunstancias, personas… (entre ellas, un buen
sacerdote). Uno de los primeros recuerdos que tengo de “experiencia
de Dios” es la primera vez que hablé de Él desde mi convicción
personal, desde el corazón.
El
haber formado parte un grupo de Savia Nueva me enseñó a seguir
cultivando ese “hablar de Dios a los demás”. Pero las
contrariedades de la vida hicieron que aquel grupo dejara de existir…
Al hacer a PAU cualquier joven se pregunta: ¿Qué hago? Así que,
atendiendo al consejo de un profesor (que me decía que lo mejor era
una carrera) decidí estudiar Ciencias Empresariales.
Pero
la cosa no quedó ahí, pues la necesidad de hablar a otros de Dios
no cesaba… Estando en segundo de carrera mi párroco me prestó un
libro: Jesús. Una aproximación
histórica. Y otra vez la misma
pregunta ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo ser?... Después de una
semana bastante intensa fui a hablar con el Rector del Seminario y le
dije que, si me dejaba, entraría en dicho lugar cuando terminara mis
estudios universitarios.
Una
de las cosas más bonitas que me ha pasado –con respecto a este
tema- es que al año siguiente de esa conversación mi compañero de
piso en La Laguna me dice que ha decidido ser cura y entraría al
Seminario al año siguiente. Y los testimonios de chicos que conocía
que ahora son mis compañeros de Seminario se fueron sucediendo…
(Qué locura, ¿verdad?)
Actualmente
curso segundo de Estudios Eclesiásticos, y con actividad pastoral en
las parroquias del Valle San Lorenzo y Buzanada en Arona. Dando
pasitos… Así que ahora te pregunto a ti directamente: ¿crees
que el Señor te llama a ser cura (o religios@)?
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